Internacional

Más allá de Nuestras Fronteras

JESÚS REYES

En esta ocasión por cuestiones de tiempo escribo una colaboración más corta de lo normal (lo cual estoy seguro algunos lectores agradecerán), pero acerca de un tema extremadamente importante en mi opinión. Muchas veces, a aquellos que nos importan las cuestiones políticas, nos vemos interesados solamente en aquellos asuntos de interés nacional. De vez en cuando, por la importancia que tiene, volteamos al norte y analizamos lo que pasa en Estados Unidos y ya si hay una situación severa de crisis volteamos a algunos otros países como en estos momentos Siria, Ucrania y Venezuela.

Sin embargo, considero muy importante que veamos más allá de nuestras fronteras, que como ciudadanos responsables e interesados en la política estemos al pendiente de qué sucede en otros países. Por esta razón, el día de hoy, y en consecuentes entregas de colaboraciones con este mismo título, les haré una breve reseña de las elecciones internacionales que han sucedido en estos primeros tres meses del año.

La primera elección del año se dio el 5 de enero en la asiática nación de Bangladesh, y es la primera que analizare en esta serie de entregas. Muchos podrán preguntarse porque nos debería de importar esta nación. Mi respuesta simplemente sería que su localización geográfica la hace estratégica en el continente asiático, ya que se encuentra entre las esferas de influencia de dos importantes naciones emergentes como India y China; además, Bangladesh tiene una gran parte de población musulmana, la cual la coloca en una conversación interesante acerca del radicalismo islámico tratándose de posicionarse en el control del gobierno de ciertos países.

En este convulsionado país asiático (en el cual cabe mencionar que todos los principales líderes políticos son mujeres), ha gobernado desde el 2009 la secular y centro-izquierdista Liga Awami, la cual fue responsable de llamar a elecciones después de 5 años de estar en el poder. Sin embargo, por la manera unilateral en la que este partido había llevado las riendas del gobierno, el principal partido opositor, el centro-derechista e islamista Partido Nacionalista de Bangladesh (BNP) desde el 2013 condujo una serie de huelgas generales junto con sus aliados que llevaron al país a una cercana clausura absoluta de labores, demandando que el gobierno se disolviera y que tomara las riendas un gobierno interino que llamara a nuevas elecciones.

Dado que estas condiciones no fueron satisfechas por el gobierno, este partido y sus aliados decidieron boicotear completamente las elecciones de enero y no participar en ellas. Esto llevo a días de violencia y disturbios en las calles de todo el país, en donde hubo excesos violentos de ambos lados; con el gobierno tratando de controlar los disturbios de manera autoritaria pero también la oposición recurriendo a actos violentos e incluso terroristas para desestabilizar al gobierno. Al final de cuentas las elecciones se llevaron a cabo con una participación electoral de apenas un 51.37% de los votantes, y como era de esperarse, el partido gobernante obtuvo casi el 80 por ciento de los votos ya que no tenía ninguna competencia real dentro de las urnas.

A pesar de todo esto, varios actores internacionales y organizaciones no gubernamentales han aseverado (con encuestas en mano) que aun cuando la oposición hubiera participado, lo más seguro es que el partido oficialista hubiera retenido el poder, no con la amplia mayoría que logro pero sí teniendo más legitimidad debido a que hubiera habido más participación electoral. La primer ministro reelecta, Sheikh Hasina, ha dicho que está completamente dispuesta a colaborar con la oposición y compartir el gobierno con ella, pero que solo si están dispuestos a participar de manera institucional y sin salirse a los causes de violencia que hasta el día de hoy han dejado 21 muertos y decenas de heridos en ese país.

Cabe esperar que la situación se resuelva, que el gobierno deje de usar los recursos a su alcance para reprimir los deseos del pueblo, pero que también la oposición decida llevar sus expresiones de manera, si no institucional, mínimamente no violenta. Por lo pronto, ya que el nuevo gobierno ha tomado las riendas, no se puede esperar un cambio radical en el futuro, sobre todo porque la opinión internacional está prácticamente ausente, pero desgraciadamente, probablemente seguirá habiendo disturbios y protestas.

Con esto los dejo y les adelanto que en futuras entregas hablaremos del referendo constitucional en Egipto (un país tan importante debido a las protestas continuas que ha vivido y su lugar estratégico dentro del medio este) y nos acercaremos un poco a tierras más conocidas analizando las elecciones en Costa Rica, El Salvador y Colombia.